A 5 días del vuelo, todo es cosas que hacer “antes de irme”.
Hago listas. No sé desde cuando. Ya en la adolescencia se me hizo hábito tener un .txt en el escritorio de mi compu donde apuntaba tareas, compromisos y deseos más o menos desordenadamente. Ese hábito permanece. Pero hay además listas en papelitos, en el teléfono, en mis cuadernos, en el google Drive, en el pizarrón que colgué hace años en la cocina. Son recordatorios que permiten además el delicioso placer de borrar, tachar, tickear lo alcanzado, lo ya hecho o lo que ya no pretendo hacer.
Hoy mi compu de escritorio (Una Hack bien armatoste sudaca y noble) se fue de casa. Apenas 4 días antes que yo. Era un ítem groso en varias de las checklists. Mi amigo Ari pasó a buscarla junto con otros objetos preciados que va a usar y cuidar en mi ausencia. Antes de desarmarla la prendí un momento para ver si necesitaba copiar alguna información que estuviera atrapada ahí antes de irme. Sólo me copié el “hacer.txt” histórico del escritorio.
Son días excepcionales. Sabidamente excepcionales. Muchas cosas cambian para mí, y en los días finales de un estado de cosas que ya no vuelve (sí, como todo siempre, pero más clara y abruptamente en este caso) me encuentro con cálidos abrazos de amigxs y compas de la vida cotidiana. Regalitos-amuleto para llevar en el equipaje. Buenos Augurios, ojitos brillando de envidiasana hecha de apoyo e ilusión por la aventura que encaro.
Items esenciales de una checklist nunca escrita:
- Encuentros
- Instantes
- Arenga
- Augurios
- Empatía
- Mimos
- Escucha
Son obsequiados afortunada y amorosamente a mí para que salte con más confianza.
Gracias.
Son el trampolín y la red todoalavez.
