Entrevistas entre nubes

Cuando llegué al campo a donde iba a hospedarme y realizar las dos primeras entrevistas del docu, me quedé pasmada de tanta belleza (miren las fotos)
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Tenía más o menos 1 semana para hacer las dos entrevistas en ese enclave de sueños. Pero primero había que celebrar que había llegado bien y con todo lo necesario: luces, grabadora de sonido, alargues y mi cámara.
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Después de saludar a mis dos entrevistados, uno de los cuales sería también mi compañero de hospedaje, me fui a caminar hasta una cascadita y me di un rato para apreciar todo lo que ya había salido bien y recargar energía para los días de foco que se venían.
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Armaba la puesta sola, sentándome en la silla para probarlas luces. Mi directora de fotografía a distancia me hacía sus devoluciones vía whatsapp, viendo los videos que yo le mandaba de mis pruebas. Ella tenía un vuelo para encontrarse conmigo en Estados Unidos, y ayudarme en persona en esas entrevistas, que estarían mucho más apretadas de tiempo que las de Costa Rica. Néstor Frenkel y Sofia Mora me hacían la segunda a distancia, escuchando mis cavilaciones y dándome unos toques por aquí y por allí.
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Después de estar cerca de la puesta final, llamaba a mis entrevistados para grabar. Casi todo salió bien excepto algunos contratiempos con la grabadora de sonido que me dio dolores de cabeza.
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Pude hasta hacerme tiempo de continuar con mis entrenamientos de flexibilidad en el balcón que me dejaba como volando en pleno bosque nuboso.
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El día – digo, la noche – que entrevisté a @teodeloscobos en mi propio cuarto, tomamos vino y le hice unos ñoquis para cenar post entrevista.
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Era un privilegio poder estar trabajando tan intensamente en un enclave natural hermoso y con el apoyo total de gente querida. Y montada sobre esos privilegios trabajé como una loca. Era feliz y lo sabía.
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Una vez completadas las 8 horas de material que ocuparon las dos entrevistas, me convencí de que me había ganado un paseo a la playa. Y allá fui.