Ella baila sola

Me tomo un vino y bailo.
No importa la hora.
Parece que cuanto más tarde mejor.
Parece que necesito transpirar cada día.
Burlar la quietud.
La restricción al movimiento.

Estoy intentando practicar recordar.
Sé que viví mucho y muy hermoso.
Si la vida se transformó en esto – pienso
lo mejor que puedo hacer es volver a pasar por el corazón lo que ya fue.
Tantas cosas buenas que viví.

Esto es otra cosa.
Esto es dejar pasar los días.
Tomar vino.
Bailar sola.
En una habitación descascarada y magra.

Hasta que me alarmo.
A dónde voy a ir?
Tengo que estar preparada para cuando sea posible.
Voy a ir sola?
El enrarecimiento me aperpleja (ya sé que no existe esa palabra pero tampoco había existido una pandemia, así que la ya fue, la invento)
Este enrarecimiento me abisma.

No tengo los papeles para que me den permiso.
No tengo credenciales que me excusen.
Concienzudamente renuncié a ellas.
Elegí otra cosa.

Quedáte en casa.
No tengo una casa.
La dejé.
El mundo era mi casa.
Iba compartiendo.
Alquilando.
Era recibida.

Esto no es el mundo.
Devolvéme el mundo.
Apagáme la pandemia,
que tengo mucho amor para dar.