Trabajo, por suerte, no me faltaba.
Mi situación laboral había cambiado menos que la de la mayoría de la gente, ya que llevaba 8 años trabajando mayormente de manera remota. Siempre hay videos que editar y animaciones que renderizar. Especialmente con todo el mundo pegado a sus pantallas.
Lo loco fue que durante la pandemia, encuarentenada como estaba en la casa de Caballito, también tuve bastante trabajo grabando… especialmente grabándo-me.
Este autorretrato, suspendida en el pasillo de la casita de Ari, es una de las pruebas que hice para la convocatoria de DearWorld cuyas fotos finales compartí en su momento.
El pasillo fue la primera locación dentro de la casa-cuarentena que encontré y registré. Vendrían más, muchas más de lo que hubiera imaginado.