1 vuelo y 5 contrastes

Las contingencias colaboraron para que me subiera a un avión por primera vez en mis aventuras centroamericanas aunque no estaba en mis planes. Mi vuelo de Managua a Guatemala implicaría estar más tiempo en los aeropuertos que en el aire. También implicaría un corte a la continuidad rústica y entrañable que ofrecen los cruces de fronteras por tierra. Como resultado de este corte y aceleración del ritmo de viaje, al llegar a Guatemala noté fuertes contrastes entre ambos países y mis circunstancias antes y después del vuelo. 

Grande / Pequeño

Yo pasé mi tiempo en Nicaragua junto al Pacífico. Cruzar de una costa a la otra toma mucho tiempo porque todavía no hay caminos directos de esos que apuñalan los accidentes geográficos. Nicaragua es un país de 130.375km2 de superficie. Guatemala tiene 108.899 km2, pero su población triplica la de Nicaragua. Durante los dos meses que pasé en Nicaragua, tuve todo el tiempo la sensación de estar en un país pequeño: los caminos de tierra que se anegan, las poblaciones rurales que se suceden sobre las rutas que cruzan perros, gallinas, cerdos, niños y bicicletas adaptadas para vender todo tipo de productos, los vecinos que se conocen casi todos a 100 km a la redonda e igual que en Costa Rica se llaman primos para darle un tono amable a sus interacciones como si todavía fueran todos una gran familia. Al aterrizar en Ciudad de Guatemala, tuve la sensación de estar en una gran capital, cosa que no me había pasado en Managua. No era una sensación que extrañara, pero siendo de Buenos Aires, sentí una extraña familiaridad en las autopistas que rodean y cruzan la capital de Guatemala, los enormes carteles de publicidad y los centros comerciales a los costados del perfecto asfalto. La diferencia en la infraestructura la seguí percibiendo durante toda mi estadía en Guatemala, que experimenté como un país grande, quizás también porque terminé cruzándolo todo por tierra en menos de un mes. Los caminos son mejores, se puede viajar muchísimo más rápido que en Nicaragua, hay autopistas que apuñalan montañas y la densidad de población y de tráfico parece ser intensa y más o menos pareja a lo largo del país. Guatemala me pareció un país grande y Nicaragua uno pequeño. Paradójicamente, Nicaragua es el país más grande en territorio en todo Centroamérica. Quizás grande y pequeño sean para mis ojos y experiencia una cuestión de densidad, infraestructura y desarrollo.

Frío / Calor

Al aeropuerto vino a buscarme el hijo de Laura, la amiga de un amigo que me iba a alojar, porque a ella se le había complicado a último momento. Santi sostenía un cartelito adorable con mi nombre. Yo estaba medianamente abrigada y con eso alcanzaba, porque era mediodía. Pero esa tarde, cuando llegamos a lo de Laura, empecé a sufrir el frío. La hermosa casa donde me bienvenía queda entre las nubes. Por la ventana del salón se ve el volcán Acatenango que dos noches más tarde me regaló el espectáculo visual de lava bajando por su ladera en la noche, cosa que no había visto en mi vida. Pero ahí también experimenté una tremenda dificultad para volver a adaptarme al frío del que venía huyendo exitosamente. Ni hablar de que no tenía zapatos abrigados ni más que unas calzas largas en todo mi equipaje. Estuve dos o tres días en la casita entre las nubes y decidí irme a Antigua, que está más bajo y hace menos frío, a ver si ahí me sentía a gusto. De los calores calcinantes de Nicaragua, pasé a una temporada de lluvias fresca para la que no estaba preparada. En Antigua durante el día estaba bien, pero ni bien caía la tarde o una lluvia, volvía a sentir un frío que me malhumoraba. Mi termostato estaba perezoso para adaptarse al frío, y mi guardarropas no ayudaba. Eso me enfrentaba con apuro a una disyunción: moverme rápido lejos del frío o equiparme para estar a gusto en él. Opté por la primera. No por nada mi proyecto se llama Un año sin invierno.

Raíces / Brotes

No más llegando a Guatemala uno percibe la presencia de la raíz maya de su pueblo por todos lados. Para empezar, en el aeropuerto es publicitada como un atractivo cultural. Pero no se queda en el aeropuerto. Está en las calles en los vestidos de las mujeres, en la relación con el suelo y la producción de alimento y materias primas, en las hermosas artesanías y tejidos que son exhibidos por todas partes (canastas, hamacas, accesorios, carteras, zapatos, rebozos), en la abundancia de ruinas para visitar, en los vocablos, en el misticismo que respiran locales y viajeros, en las facciones de quienes se aprietan dentro de los Chickenbuses (Autobuses escolares norteamericanos que comienzan una larga vida de segunda mano cuando son deshechados en USA) para ir de Guatemala a Antigua o a cualquiera de las comunidades en que están organizados. Guatemala no sólo está mucho más densamente poblada que Nicaragua, sino que se siente un pueblo con raíces profundas y robustas, quizás algo fibrosas y ásperas a causa de tantos años de resistencia y lucha. En la parte de Nicaragua que pude ver (recordemos que apenas conocí una región sobre el Pacífico) da la sensación de que todo está comenzando. Los poblados son pequeños todavía, las familias comparten ranchos rudimentarios, los cerdos y demás animales criados a nivel familiar caminan por los costados de los caminos mientras que lxs niños que se embarran en el potrero que es la calle también juegan con celulares en la hamaca del zaguán. Apenas comienzan a llegar los extranjeros aventureros a montarse negocios turísticos, apenas comienzan algunos jóvenes a interactuar cotidianamente con viajerxs de otras culturas. John es un norteamericano que tiene un hostel y una pequeña embarcación en Playa Gigante, Nicaragua. El día de mi cumpleaños salimos todos los WiFi Tribe a ver el atardecer en su barco y festejar. Cuando John nos contaba su experiencia viviendo en Nicaragua los últimos diez años decía que es una tierra donde todo está por hacerse, donde hay mucha oportunidad y cierto vacío salvaje y crudo. Esto fue lo que lo enamoró a él. Pienso en Guatemala como una Yuca: rica, dura, resistente; y Nicaragua como un brote prometedor y vulnerable al que el pisoteo puede dejar en puro potrero.

En Antigua, Guatemala, el barrendero oficial del municipio usa una escoba de hoja de palma.

Caro / Barato

Mis amigos viajeros de casa rodante llegaron a Guatemala mientras yo seguía en Nica. Ellos me adelantaron que Antigua era caro. Yo, optimista, me decía que bueno que Antigua es un lugar sumamente turístico y seguramente habrá otras partes de Guatemala hermosas y no tan caras por descubrir. Es notable como uno se acostumbra a los valores relativos de un país, sobre todo cuando éste le resulta más accesible que el propio. El shock al volver a estar en un país más caro suele ser tan intenso como veloz el acostumbramiento a la accesibilidad. Pero al mismo tiempo en que cambiaba de países y economía, otro cambio de circunstancias intervenía en mi percepción. Durante los últimos días en Nicaragua se confirmó un proyecto grande para un cliente online, a través de freelancer.com. Era el primer proyecto grande (grande significa que me deja dinero para vivir más de un mes) que me aparecía viajando. Había estado haciendo cosas para clientes online pero cosas chiquitas, por eso también había hecho tantos trueques en Nicaragua y Costa Rica. Entonces, casi al mismo tiempo que cambiaba a un país más caro, también me estaría entrando dinero y además se complicaba la opción de hacer trueque porque las horas de compu ya tendría que dedicarlas al proyecto pago. Eso no era todo, en esas circunstancias necesitaba hospedarme en un espacio cómodo y con privacidad para poder trabajar a gusto y contar con internet lo más confiable posible. Por todo esto pasé en Antigua más días de los que hubiera querido. Hasta que no terminé el storyboard no me moví. Me busqué en airbnb una habitación privada bonita y me pasé horas y horas de storyboarding ahí dentro. Todo este cambio de circunstancias tenía distintas consecuencias para mí. Voy a escribir otro post sobre las diferencias entre hacer trueque y trabajar por dinero, y cómo cambia el viaje cuando uno paga con dinero por un alojamiento o cuando lo paga con trabajo. Más allá de esas consideraciones, Guatemala me seguía pareciendo caro pero no porque costara dinero que yo no tuviera, sino porque muchas veces lo costaba para cosas de calidad baja, y ahí se complica más gastarlo con gusto. Cuando fui al mercado de Antigua a comprarme ingredientes para cocinar no me pareció caro en absoluto, pero cuando intentaba comer afuera no encontraba punto medio de precios ni una calidad excepcional que justificara el costo extra. Mi reciente proyecto online me ponía en situación de consumidora en un país que se me hacía un poco áspero, caro y definitivamente demasiado frío.

Agua / ¿Agua?

Los nombres Nicaragua y Guatemala provienen de la lengua nahuáltl (de origen azteca). Guatemala es la traducción de la palabra Quauhtlemallan que significa “lugar de muchos árboles”. No hay dudas sobre el origen y significado de Guatemala pero sí las hay sobre el de Nicaragua. Los autores no se ponen de acuerdo sobre si la palabra fue tomada del nombre del cacique Nicarao, significa “aquí junto al agua” o “hasta aquí llegaron los nahuas”. A mí me llama la atención que incluya la palabra “agua” y aún así el significado no sea inequívoco.

Escribí más arriba que Guatemala se me hacía un país de fuertes raíces fibrosas y un legado originario muy presente. Una de las cosas más bonitas de estar en Guatemala era el hecho de que en todas partes (hostales, casas particulares, bares) hubiera filtros cerámicos o de carbón activado purificando el agua. Creo que tiene también que ver con la sabiduría ancestral y la profunda conexión de este pueblo con la tierra. Si bien la abundancia de agua potable se disfruta y agradece siempre, viniendo de un país en que todxs dependíamos del dispendio de los bidones de agua Fuente Pura (por alguna razón no vi nunca otra marca en presentación de 20lts) como sucede en Nicaragua; la presencia de filtros en Guatemala me resultaba aún más alegre. Para la segunda canción que grabé en Nicaragua: “It burns”, de hecho, usé un botellón vacío de Fuente Pura como tambor para recordarme y compartir la situación del agua potable en ese país. No parece ser el caso que Nicaragua no disponga de recursos hídricos suficientes para abastecer a su población (casi un 15% de su superficie lo constituyen lagos, lagunas y ríos); sin embargo, este preciado bien escasea. Pueden leer más sobre eso aquí. Por otro lado, parece increíble que dos países vecinos con tanto en común: desde el origen del nombre hasta las posiciones adyacentes en el ranking de pobreza de la región fueran tan distintos en un aspecto primordial como el acceso a agua potable o a herramientas de purificación de bajo costo. Una buena: era una alegría andar por Guatemala sabiendo que el agua potable se estaba filtrando callada y permanentemente en todos los rincones.

Luz /Corte

Como ya les conté, la tarde que llegué a la Wi Fi Tribe la luz estaba cortada hacía más de 8 horas tanto ahí como en el pueblo a 40 minutos desde el que yo venía llegando. Yo ya estaba acostumbrada porque llevaba un mes en Las Salinas/Popoyo pero las primeras semanas, mis compañeros de la WiFi Tribe se frustraban mucho cada vez que esto sucedía. Con la repetición y la práctica aprendimos en qué lugares cercanos había generadores como para ir y refugiarnos a trabajar en nuestras compus cuando estos cortes frecuentes nos interrumpían. También les conté que pasé mis primeras noches en Guatemala en lo de una amiga de un amigo, entre las nubes y frente a los volcanes. Laura, mi anfitriona entre las nubes, es activista en causas ecológicas y sociales y tiene muchísimo trabajo en Guate. Hablando con ella me enteré de un montón de situaciones de explotación desmedida y peligrosa de recursos naturales de Guatemala y de la tétrica nube violenta (¡hasta asesina!) que envuelve estos asuntos. Una de las luchas más fuertes que se está dando en Guatemala en estos momentos es frente a TRECSA (Transportadora de Energía de Centroamérica) y el proyecto de una carretera eléctrica para toda Centroamérica que está llevando adelante. Las comunidades a lo largo de todo Guatemala se están organizando para resistir e impedir la finalización de las obras que parecen aspiran a abarcar más que sólo Guatemala. Mientras estuve en Antigua y a pedido de Laura, nos juntamos con algunxs de sus compas de lucha y lxs ayudé a grabar cuñas radiales para concientizar e informar a las comunidades afectadas. Edité esas cuñas y se las envié por correo mientras seguía viaje para el norte del país. Durante el viaje en auto que me llevó de Antigua a Las Flores vimos algunas torres instaladas aún sin cablear. Estas torres de alta tensión que se instalan en pleno territorio habitado causan enfermedades; la tala que esta infraestructura requiere tiene consecuencias negativas harto sabidas y son la corrupción y desinformación las que como siempre permiten que estos proyectos avancen a espaldas de los pueblos. Afortunadamente esta batalla no ha terminado en Guatemala y el proyecto se retrasa. En Nicaragua se corta la luz mientras que en Guatemala lo que se corta son carreteras y caminos en protesta cada vez que TRECSA intenta avasallar a las comunidades con su desarrollo. Estas diferencias entre Nicaragua y Guatemala no existen porque ambos países estén en procesos distintos; más bien están en dos momentos distintos de un mismo proceso. El proceso extractivista, perpetuador de desigualdad social insostenible ecológica y socialmente al que todos los países latinoamericanos somos sometidos. Es sólo cuestión de googlear: Monsanto, Argentina, glifosato, cáncer o simplemente leer las fuentes de periodismo independiente, como ésta, para que los miles de kilómetros y diferencias que separan mi Argentina de Nicaragua y Guatemala desaparezcan y encontremos a los tres bien cerquita en una fatídica coyuntura global.