Al rato: quizás

Acá en Costa Rica se dice al rato para expresar posibilidad, potencial. Tal como uno usaría quizás o en una de esas en Buenos Aires. Al rato terminamos acampando por ahí fue el mensaje de texto que me hizo darme cuenta. Al principio tomaba la expresión en su sentido literal de “más tarde”. Cuando finalmente advertí que lo estaban usando para expresar potencialidad, me quedé un rato reflexionando. Hay un desplazamiento de sentidos entre el literal (después) y el coloquial (quizás) que arma una relación entre la espera y la posibilidad. Como si simplemente dar tiempo abriera posibilidades.

Adicta y Obstinada

Despierto en Jacó, Puntarenas sin saber dónde voy a dormir esa noche. Ya empiezo a acostumbrarme a esas situaciones, de modo que mi circunstancia no me inquieta, diría que hasta me entretiene un poco. Como espectadora de mi propio viaje me pregunto con sonrisa interna: “¿qué irá a suceder hoy?”.
Ser muy consciente de que no sé qué va a suceder a continuación es una pieza fundamental de mi viaje. Descubro en mí algo así como una adicción a la sorpresa, una práctica diaria del optimismo y la confianza, una activa oda a lo improbable, a la serendipia, al accidente. Esta obstinación por la incertidumbre me mantiene atenta. Saber que no sé me hace estar pellizcada y presente.
Volviendo a la noche  en Jacó: por supuesto que hay muchos hoteles y hospedajes y dispongo del dinero para pagarme una noche en alguno de ellos. Pero en lugar de apresurarme y reservar, espero. “Al rato sucede algo que me interesa más”, pienso en Tico. Y sucede.

Posibles Opiniones

Al rato = Quizás = Existe la posibilidad. ¿Qué es lo posible? ¿Cuántas/Qué posibilidades hay? No es posible (cuac) dar una respuesta definitiva a esa pregunta. No sólo porque el conjunto de los posibles sea infinito, sino porque es además profundamente oscuro, insondable, en permanente cambio. Lo que hace algunos años era fantasioso hoy es cotidiano. Lo que para unos es ridículo para otros es evidente. Toda respuesta tentativa será una opinión camuflada, una creencia. Lo cierto es que nuestras mentes apenas pueden, momento a momento, con una ínfima parte de lo posible. La parte con la que se entretienen dice mucho sobre quien opina.  Lo lindo es saberlo. Así, aunque hagamos malabares con las 4 o 5 posibilidades que nuestra manía de hacerle preguntas al futuro nos dé como respuestas, mantendremos la atención periférica activa para atrapar alguna de las muchas que ni siquiera imaginábamos volando en nuestra dirección.

Vicisitudes y Carambolas

Esa mañana yo barajaba algunas posibilidades: Me voy al mismo hotel en que estuve la primera noche que no era caro y era bonito, me quedo con Amelia (anfitriona de couchsurfing con la que había estado 3 noches), le escribo al otro anfitrión de couchsurfing con quien no me quedé porque se iba  San José pero puede que haya regresado, le pregunto a Amelia por ese amigo que me dijo que le gusta recibir gente. Tanteé. Desayuné, me fui a la playa y me quedé dormida bajo una amable resolana. Malabareaba con las posibilidades. Cada tanto me preguntaba: “¿pero yo qué quiero?” para escucharme responder: “quiero lo que vaya a suceder”. Las horas pasaban. Yo estaba tranquila. Daba tiempo. Abría posibilidades. Si nada mejor me sorprendía, me iría a un hotel.

Estoy buscando la manera de relatar las vicisitudes y carambolas del destino que me llevan a:

  • estar escribiendo en una habitación enorme (en duplex, 6 camas dobles todas para mi) en el último piso de un hotel 4 estrellas sobre la playa (al que jamás vendría si no fuera visicitudamente),
  • estar cerca  de subir la primera canción de “Un año sin invierno” grabada en parte en una cabina sobre la playa que me prestaron varios días
  • estar grabando dos videos en Jacó (uno para una escuela, uno para este hotel)
  • haber sido invitada a Samara, Nicoya, a quedarme con una familia semi-gringa que vive ahí hace años

Mientras mi relato se ramifica y fracasa, googleo probable. Porque, día tras día, no sólo categorizamos caprichosa e inconscientemente lo posible (con ayuda de la ciencia, algún gurú, lo que creen los vecinos y nuestras tendencias personales) sino que vamos tan lejos que categorizamos también lo probable. Esta es una palabra bastante más enigmática que posible,  así que tuve que dedicarle un un Etimologías , y ahora sigo con lo que venía.

A media tarde Amelia le preguntó a su amigo si me podía hospedar, y se le ocurrió decirle que hago videos. Su amigo aceptó hospedarme. Sólo que no me hospedó. Me encontré con él en la playa justo frente al hotel desde el que estoy escribiendo. Cuando terminó una reunión de empleados al atardecer y sobre la playa, me llevó a mi lugar de descanso: una cabina a 50 metros del mar. Me dio un juego de llaves. Se fue. Yo tenía donde dormir escuchando el mar, tenía donde cocinarme, y estaba sola. Sorpresa. Además, él quería un video para su hotel. Trocaríamos. Pero ahora, a dormir. Al día siguiente la soledad, el silencio (exceptuando el adorable rugido del mar) y la paz que sentía en la cabina me dieron ganas de grabar la voz del primer tema de Un año sin invierno. Venía queriendo hacerlo hacía días, pero no se me daban las condiciones. De pronto y contra toda predicción, en Jacó, la ciudad más grande en que haya estado desde que llegué a Costa Rica, tenía el silencio y el espacio.

Preguntas y Respuestas

Las nociones de posibilidad, probabilidad e (in)certidumbre me fascinan. Viajando, esa fascinación determina mis decisiones y las esperas (abstenerme de decidir mientras sigo escuchando a las circunstancias) que aprendo a concederme antes de accionar. Descubro ahora la diferencia entre una reacción y una respuesta. Las respuestas no son reacciones porque hacen uso de esa espera, de este al rato que abre posibilidades. Me parece hermoso que una expresión tan cotidiana contenga esta sabia concepción contraria al apuro y al control. No se trata de dejar de hacerle preguntas al futuro. Pero sí de no apresurarse a responderlas ni creerse demasiado las respuestas. Un cocktail de incertidumbre, paciencia y atención hacen que lo posible y lo improbable me lleven de viaje dentro de mi viaje. Al rato posibilito lo improbable. Ojo, que sucede siempre y en todas partes pero viajando es mucho más frecuentemente relevante porque determina, por ejemplo, a dónde me toca dormir esta noche.